Dimensiones de profesionalismo y desempeño docente
Las dimensiones de profesionalismo y desempeño docente con que cuenta el sistema educativo dominicano son cuatro:
El estudiante y su aprendizaje: El estudiante es el centro del proceso de enseñanza. Todas las acciones que se emprendan desde el mismo van encaminadas a asegurar sus aprendizajes en función del logro de las competencias que establece el currículo. Para que esto ocurra, el docente debe conocer el docente debe conocer a profundidad las distintas formas en que los estudiantes aprenden, tomar en cuenta sus diferencias individuales y ofrecer un ambiente que promueva experiencias significativas, pertinentes, holísticas, inclusivas, entre otros elementos. Se espera también que asuman el protagonismo de sus aprendizajes a través del desarrollo de actividades que representen desafíos para ellos, induciéndolos a trabajar, de igual forma, tanto autónoma como colaborativa. Esto implica, además, partir de las características que definen el desarrollo cognitivo, lingüístico, social, emocional y físico de los estudiantes, considerando igualmente, sus diferentes trasfondos personales y familiares, así como sus destrezas, habilidades, perspectivas, talentos, los intereses, actitudes y valores. Todos estos factores constituyen la base para el desarrollo de las informaciones educativas que embuten, no solo las metas académicas esperadas, sino también el aprendizaje para la vida, involucrando al estudiante, sus pares, las autoridades, la familia y demás miembros de la comunidad escolar. En resumen, esta dimensión incluye al estudiante y su aprendizaje, estudiante como centro, comprensión de diferencias individuales, etapas de desarrollo de los estudiantes, proceso de construcción de pensamiento, ritmos de aprendizaje de los estudiantes y experiencias de aprendizajes presenciales.
Contenido curricular: El docente debe tener dominio pleno de las competencias habilitadas inherentes a las áreas curriculares, de forma tal que pueda crear situaciones para llevar al estudiante del conocimiento declarativo hacia el proceso de metacognición, es decir, que pueda aprender conceptos, procedimientos, actitudes y valores relacionados a la disciplina de estudio; y evolucionar en ese aprendizaje hasta lograr la autoevaluación del mismo. Un docente con dominio de las habilidades y competencias del contenido curricular que enseña trabaja más efectivamente hacia el logro de los propósitos asumidos, toma decisiones curriculares, identifica las metodologías y estrategias a utilizar, integra la tecnología de la información y la comunicación a su práctica docente y conecta la temática en discusión con otras áreas del saber, temas locales, regionales, nacionales y globales. A modo general, esta segunda dimensión abarca: Conocimiento del diseño curricular, la comprensión de competencias y habilidades de áreas curriculares.
Proceso de enseñanza aprendizaje: Considerando que aquí convergen todas las dimensiones, este proceso requiere que el docente conozca, comprenda e integre todos los elementos curriculares de manera coordinada y de forma atractiva en una planificación que articule desde los logros de aprendizaje propuestos hasta la evaluación de los mismos. Esta articulación le permite tomar decisiones curriculares acordes con las particularidades de sus estudiantes para garantizar su éxito. En ese sentido, el docente debe conocer, implementar e interpretar un sistema de evaluación que tome en cuenta los tres momentos claves: diagnóstico, formativo y sumativo, incorporando múltiples técnicas e instrumentos. El análisis de los resultados de la evaluación le permitirá ofrecer realimentación inmediata y hacer las modificaciones pertinentes en su intervención para la mejora de los aprendizajes. En su plan, debe aplicar variedades de estrategias para atender a la diversidad de estilos y ritmos que representa cada estudiante; por tanto, necesita incorporar nuevas metodologías y tecnologías que maximicen e individualicen la enseñanza y permitan que el estudiante se empodere creativamente de su aprendizaje. En síntesis, esta dimensión contiene: La alineación del currículo a los propósitos de aprendizaje. El uso de diferentes técnicas, instrumentos y métodos de evaluación. Las estrategias de enseñanza. La integración de nuevas tecnologías.
Compromiso personal y profesional: La responsabilidad primaria del docente es proveer a sus estudiantes de ambientes de aprendizajes creativos, productivos, seguros y conducentes al aprendizaje significativo. Es por eso que debe participar en actividades de desarrollo profesional continuas y significativas que promuevan la reflexión sobre su práctica, a través de lo cual podrá valorar su propio desempeño en todas las dimensiones, identificando sus fortalezas y áreas de mejora. Interesándose también por aprender permanentemente y, por ende, actualizarse de manera continua. Se espera que el docente dominicano sea receptivo a la crítica constructiva, abierto al cambio y capaz de aceptar que puede aprender de otros a través de un ejercicio profesional colaborativo. De igual manera, reconoce la importancia de reunirse con sus pares para socializar sobre los procesos de enseñanza y aprendizaje y el cumplimiento de la visión y propósitos del centro educativo. Además, este docente que está dispuesto a promover la calidad de los aprendizajes en su aula y centro aportando para que este sea una verdadera comunidad de aprendizaje donde se respete la diversidad y se celebren los logros de todos los integrantes. Es importante que se conciba también como modelo de conducta ética que contribuye con el bienestar de toda la comunidad educativa. Los estándares de esta dimensión son: Desarrollo profesional ético, comunidades de aprendizaje, liderazgo y comunicación efectiva.